Actividad diplomática y declaración de guerra
El 15 de diciembre de 1932, cuando el ejército boliviano había alcanzado su máximo poderío en el Chaco y se detenía la ofensiva paraguaya, la Comisión de Neutrales propuso el cese de hostilidades y el retiro y desmovilización de los ejércitos. El ejército paraguayo debía replegarse al río Paraguay y el boliviano detrás de una línea que iba de Ballivian a Vitriones. Esta postura fue reforzada con la sucesiva adhesión de 13 países americanos más los 5 que figuraban en la Comisión. Paraguay rechazó la misma por no ser «ni satisfactorias ni justas» pues dejaba a su ejército fuera del Chaco mientras el ejército boliviano permanecía en el medio del mismo. Sostenía además que para «restablecer el imperio del derecho era menester una severa investigación que señale al culpable de esta guerra inicua».69
En los meses de diciembre de 1932 y enero de 1933 fracasaron dos intentos de mediación llevados adelante por Argentina y Chile separadamente, en cuanto integrantes del grupo ABCP (Argentina, Brasil, Chile y Perú) o sea países limítrofes de Bolivia y Paraguay. Los mediadores solicitaban:
- La suspensión de las hostilidades.
- Retirar los ejércitos de la zona de operaciones.
- Someter la cuestión litigiosa a la Corte Permanente de Justicia Internacional.
- La desmovilización y la devolución de prisioneros.
El 25 de enero de 1933, Argentina y Chile (ahora en forma conjunta), con el acuerdo del Brasil, enviaron a los Gobiernos de Bolivia y Paraguay, en forma confidencial, una nueva propuesta que luego se denominó Acta de Mendoza, la cual fue entregada oficialmente un mes después, el 24 de febrero. El 27 de febrero, Bolivia y Paraguay aceptaron el Acta con una serie de objeciones. El ministro paraguayo Vicente Rivarola, destacado en Buenos Aires, anticipó a su Gobierno que Bolivia no iba a aceptar la propuesta del grupo ABCP teniendo en cuenta la postura que venía sosteniendo desde siempre. Sugirió que Paraguay debería declarar oficialmente la guerra a Bolivia para aislarla de todo apoyo externo y dar a sus dirigentes una justificación que les permitiera cambiar su postura:
Bolivia, si ha de ser vencida en el terreno militar o en el campo de la diplomacia, necesitará serlo, no por el Paraguay, ni siquiera aparentemente, sino por causas extrañas al Chaco: por las injusticias de los vecinos, por inconvenientes geográficos, por fenómenos naturales, pues, dentro de su idiosincrasia, necesitará siempre presentarse como víctima de los más fuertes y continuar llorando por los errores de la geografía y por las injusticias de su destino.Carta de Vicente Rivarola al presidente Eusebio Ayala, marzo de 1933,
en (Rivarola, 1982, p. 166)
Durante el mes de marzo y buena parte de abril las negociaciones se estancaron. Por esa razón, el 21 y 22 de abril, el grupo ABCP insistió a las partes para que suspendieran las hostilidades. El 23 de abril, el Gobierno paraguayo retiró sus objeciones para facilitar las negociaciones pero Bolivia, tres días después, objetó la presión que supuestamente recibía del grupo ABCP. El 8 de mayo los Gobiernos de Chile y Argentina acusaron a Bolivia de hacer fracasar la negociación.
El Gobierno paraguayo, reconociendo que Bolivia solo intentaba demorar las propuestas mientras mantenía la ofensiva desatada desde diciembre de 1932, con la cual pretendía ganar la guerra o, por lo menos, una posición más favorable para negociar, decidió declarar formalmente la guerra a Bolivia el 10 de mayo de 1933. El objetivo, además de complicar el abastecimiento de armas y suministros a su oponente, fue eliminar la mediación de la Comisión de Neutrales, liderada por los Estados Unidos, que Paraguay presumía favorable a Bolivia. Así, dicha Comisión, debido a sus sistemáticos fracasos desde antes de la guerra, cesó en su actividad de mediador el 27 de junio de 1933.

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