Yusuf II, rey de Granada, nombró heredero al mayor de sus cuatro hijos, también llamado Yusuf, para asegurarse un reinado libre de traiciones. Sin embargo, otro de sus hijos, Muhammad, quién sabe si celoso de su hermano heredero, lideró una sublevación contra su padre y, aunque esta no llegara a buen puerto, el rey Yusuf II moriría de forma sospechosa tras el primer año de reinado.

El trono lo ocupó Muhammad, haciendo encarcelar a su hermano Yusuf para evitar así traiciones como las que él mismo había cometido contra su propio progenitor.

Tras 16 años de reinado, Muhammad VII de Granada, sintiéndose cada vez más cerca de la muerte, envió una orden a la cárcel donde tenía preso a su hermano Yusuf.

La partida de ajedrez de Yusuf

Cuando el emisario llegó a la prisión con la orden del rey, encontró a Yusuf jugando una partida de ajedrez con el alcaide. Anunció la orden de asesinato contra Yusuf y el expreso deseo del rey de demostrar esta muerte con la entrega de la cabeza de su hermano. De esta manera, el rey se aseguraría de que, tras su muerte, el heredero fuera su hijo y no su hermano.

Yusuf pidió como último deseo terminar esa partida de ajedrez que libraba contra el alcaide, accediendo este a la petición del que en su día debió ser su rey.

Cuando la partida estaba próxima a terminar, otro emisario llegó a la prisión. También traía un mensaje importante para el reino. Muhammad VII de Granada había muerto y, por lo tanto, el encarcelado era proclamado como el nuevo rey.

Así, la casualidad de una partida de ajedrez hizo rey a Yusuf III de Granada.