¿Por qué la pandemia nos ha vuelto más irascibles?
A diferencia de lo que muchos pensaban durante el confinamiento por la Covid-19, de esta pandemia no se está saliendo más fuerte. Cuando el país entero estaba encerrado en casa y se salía a aplaudir a las ocho de la tarde a las ventanas y balcones se veía un futuro prometedor, en el que se valorarían más las cosas y se tendría más paciencia. Pero esto no ha ocurrido. Lo cierto es que la Covid-19 está consiguiendo que los ciudadanos sufran lo que se conoce como fatiga pandémica y que cada vez tengan menos aguante y más estrés y ansiedad.
Demasiados meses de incertidumbre
El tiempo pasa y no se termina de ver un horizonte nítido en el que se dé por vencido al virus. Pérdidas de seres queridos, preocupación por la inestabilidad en el trabajo, sectores que casi no pueden trabajar… son muchas las circunstancias que hacen que las actitudes de las personas queden tocadas. Estrés postraumático, confusión y cierta tendencia a estar más irascible tras el desconfinamiento son algunos de los rasgos característicos de este tiempo.
Un estudio de la revista médica británica The Lancet, publicado en marzo de 2020 bajo el título El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirlo, indicaba que cuanto más larga fuera la cuarentena, cuanto más miedo se tuviera a la Covid-19 y cuanta más preocupación ante un futuro incierto, peores serían los síntomas. Y tenía razón, ya que después de casi 100 días se vio que la “nueva normalidad” no era tan normal como debía ser.
Cambios bruscos de humor
Los psicólogos han notado durante estos meses que muchas personas sufren cambios repentinos de humor con más frecuencia de lo habitual. Según indican, la irascibilidad es un sentimiento que va y viene, muchas veces causado por el estrés de la situación. Cuando aparece ante personas desconocidas —en el médico, en el supermercado, ante funcionarios públicos, etc.— es bueno actuar de forma razonable para apaciguar la situación. En estos casos se recomienda:
- Ayudar a que la persona se tranquilice y se exprese con tranquilidad. No es bueno enfrentarse a ella, porque aumentaría su enfado.
- Cambiar de tema si es posible para no insistir en lo mismo constantemente.
- Intentar empatizar con la persona enfadada y hacerle ver que se pueden solucionar los problemas de manera educada y sin perder las formas.
En definitiva, son secuelas de una pandemia que tiene a la población confundida y que pasarán en cuanto la situación mejore.
Estudio sobre principales consecuencias
En el informe de investigación Las consecuencias psicológicas de la Covid-19 y el confinamiento, se ponen de manifiesto diversos datos a tener en cuenta. Los principales son:
- El 77,5% de las personas encuestadas indican que se ha incrementado su nivel de incertidumbre. De ellos, el 39,7% ha experimentado un incremento alto.
- Un 75,5% señala que tiene miedo a perder a un ser querido.
- El 52,8% indica que había tenido problemas de sueño durante la pandemia.
En cuanto al carácter de las personas en este tiempo, se señalan las siguientes cifras:
- Un 47% de las personas sufren con más frecuencia irritación o enfado.
- Un 45,9% padece malestar por los mensajes y llamadas recibidas.
- Un 45,7% presenta malestar general.
- Un 44,7% tiene cambios de humor.
- Un 43,2% sentimientos depresivos.
- Un 41,2% dificultad para concentrarse.
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