El bronceador ayuda a preparar tu piel para tomar el sol y conseguir ese tono dorado tan deseado. Aunque cada vez somos más conscientes de la importancia de proteger la piel de la radiación solar, a muchos nos gusta lucir un bronceado favorecedor en verano. Los bronceadores y protectores solares son productos distintos: mientras el bronceador prepara la piel para el sol y ayuda a lograr un color dorado, el protector solar protege contra los daños de la radiación ultravioleta. Es esencial utilizar ambos productos para cuidar adecuadamente la piel.

Función de los Bronceadores

Los bronceadores están compuestos principalmente por aceites y extractos vegetales que mantienen la piel hidratada y humectada, ayudando a obtener un bronceado uniforme. A diferencia de los protectores solares, los bronceadores no protegen contra la radiación ultravioleta, que puede causar envejecimiento prematuro y cáncer de piel. Por ello, se recomienda aplicar el bronceador sobre la piel ya protegida con un protector solar y renovarlo cada dos horas para mantener la hidratación y protección.

Bronceador Casero: Opciones Naturales

Si prefieres preparar tus propios productos, aquí tienes algunas recetas sencillas para hacer bronceador casero:

• Bronceador de Aloe Vera: Mezcla el líquido obtenido al cortar una hoja de aloe vera con unas gotas de aceite esencial de coco y aceite de germen de trigo. Aplica la mezcla de forma uniforme sobre la piel para hidratarla y prepararla para el sol.
• Bronceador de Aceite de Coco: Derrite 3 cucharadas de manteca de cacao al baño maría, luego añade 1 cucharada de aceite de coco y unas gotas de aceite de lavanda. Los aceites deben ser de buena calidad para conservar sus propiedades.
• Bronceador de Té Negro: Hierve 15 bolsitas de té negro en medio litro de agua. Deja reposar hasta que se enfríe y luego guarda el líquido en una botellita pulverizadora. Pulveriza sobre la piel antes de tomar el sol.
• Bronceador de Aceite de Oliva: El aceite de oliva virgen extra es rico en ácidos grasos y vitaminas E y K. Aplícalo directamente sobre la piel con una toalla o algodón. No permanezcas más de 30 minutos al sol para evitar un bronceado excesivo.